El área de Formación Ética y Ciudadana incluye disciplinas pertenecientes a la Filosofía práctica, el Derecho y las Ciencias Políticas. Realiza una reflexión crítica y sistemática continua sobre las diversas representaciones sociales de la moral, la justicia y la política y elabora las operaciones pedagógicas adecuadas para su transmisión como contenidos de enseñanza y aprendizaje. Su denominación contiene una reflexión crítica sobre las diversas formas y contenidos, históricamente anteriores a su constitución.
La asignatura dedicada a la transmisión de un ideario, (o imaginario), nacional, ha recibido, desde principios del siglo XX, varias denominaciones: Educación democrática, Moral ciudadana, Instrucción cívica, Estudios de la Realidad Social Argentina, entre otras. Tales variaciones correspondían, en general, a cambios de gobierno. La permanencia de la asignatura ha obedecido al propósito originario de "educar al soberano". Sus cambios de nombre están relacionados con la adecuación de ese propósito a diversos proyectos políticos. Durante gobiernos de facto, llegó a ser eminentemente ornamental.
La Formación Ética y Ciudadana no consiste en la inculcación de una moral ni en la transmisión, preeminentemente cognoscitiva, de algunos artículos de la Constitución. Su actual denominación conlleva un cambio de significado relevante para nuestra historia. Se le ha asignado su nombre actual después de la última dictadura (1976-1983). Con él se busca enfatizar el valor de la democracia como Estado de Derecho y forma de convivencia y la defensa de los Derechos Humanos. Se redefine en términos de Ética como disciplina filosófica y de Ciudadanía como categoría ético-política que trasciende el sólo aprendizaje de la Constitución y del ejercicio del sufragio y extiende su alcance al ejercicio de la autonomía, la participación, la solidaridad y el "cuidado del otro" (Cullen, 2000)1. Integra, desde la Filosofía práctica, una perspectiva interdisciplinaria sobre la constelación problemática de la contemporaneidad, en la que numerosos y diversos cambios científicos, tecnológicos, económicos, políticos y culturales inciden sobre las representaciones morales, cívicas y políticas tradicionales, convulsionando sus sistemas de creencias, hábitos, normas y valores.
El desarrollo de nuevas tecnologías de información, de los medios de comunicación masiva; los cambios culturales en cuanto a preferencias estéticas, costumbres y valoraciones; los nuevos movimientos migratorios, la "globalización", el término de la "guerra fría" tras la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la caída del muro de Berlín, la desocupación y el empobrecimiento masivos, sobre todo en los países africanos y latinoamericanos, las nuevas guerras y el nuevo terrorismo son algunos de los fenómenos más notorios que han modificado el mundo en el que resulta ineludible una formación ética y ciudadana resignificada en sus formas y contenidos.
El área se corresponde, por lo demás, con el propósito de la escuela de brindar igualdad de oportunidades para que todos los alumnos logren un nivel básico de dominio cognitivo, ético, jurídico y político, que les permita acceder al conocimiento de las leyes y la organización política de la sociedad a la que pertenecen, y ejercer como sujetos autónomos una ciudadanía solidaria y participativa.
Si bien este propósito es llevado a cabo por la escuela en su conjunto, el área de Formación Ética y Ciudadana es la que se ocupa específicamente de él, a través de contenidos propios correspondientes a los distintos bloques / ejes. El área está presente de modo transversal en toda la escolaridad, desde la Educación Inicial hasta la Polimodal. En este sentido, sus contenidos transversales comprenden a la "cultura de la escuela" (R. Gibaja), a las "configuraciones didácticas" (E. Litwin), a los aspectos institucionales (L. Fernández, G. Frigerio), al "sujeto de la educación" o a la formación docente en sus dimensiones éticas y políticas2. Otro aspecto de la transversalidad se refiere a temas como la educación para la paz, para la salud, para el consumo, entre otros.
Los propósitos escolares del área de Formación Ética y Ciudadana suponen:
• El desarrollo del pensamiento crítico.
• El conocimiento de la Constitución Nacional y los tratados y declaraciones Internacionales, incluidas sus reformas.
• La formación de ciudadanos solidarios y participativos.
• El desarrollo de criterios morales, actitudes cooperativas y de procedimientos adecuados de formulación y resolución de dilemas y problemas.
Para el logro de estos propósitos, se supone un trabajo escolar que contemple:
• Intercambios argumentativos ricos y variados.
• Situaciones de enseñanza sistemáticas relativas a la comprensión y producción de textos expositivos y argumentativos.
• Situaciones de enseñanza sistemáticas para el tratamiento de las normas morales y jurídicas, de los valores éticos y del concepto de persona.
• Situaciones de enseñanza sistemáticas para el tratamiento de fallos, casos e historias de vida.
• Articulación entre contenidos de distintos ejes.
• Tratamiento integrado de todas las unidades.
1 Cullen, Carlos, 2000, Crítica de las razones de educar, Buenos Aires, Paidós
2 Lo que C. Cullen ha llamado recientemente "Perfiles ético-políticos de la educación".
cf. : Cullen, Carlos, Perfiles ético-políticos de la educación, Buenos Aires, Paidós, 2004
